LoLeLó La Lista

Las canciones se quejaron y dejaron, una a una, el disco del combo autoral.

Una, resentida con su melodía, intentaba borrar tal tatuaje en vano. Iría al track escondido, luego de la última y una pausa silenciosa. Es la primera de esta historia, la última de la verdad.

La primera, tímida, no quería abrir. Ni gracia le hacía su nombre, expuesta sin querer brillar. A empujar, es una orden.

La segunda, del subcampeonato, como quien no siente merecer los aplausos del exitismo aun siendo la más contenta y la más tardía en el retiro.

La tercera, el hit, quería reversiones y remixes. Un simple de sí misma, ser sola. El trípode, la extensión.

La cuarta, balada de medio tiempo, añoraba el demo y peinaba la cresta al costado. Fue una Sheena hasta el estudio. Peleada de movida con el productor.

La quinta, disminuída, corregir quería su paisajística armonía. Zorzal Amadeo.

La sexta, en su sueño primero y amante de la radiodifusión, vio postergado su futuro en la pila sonora. Hasta que alguien levante la piedra para entenderla.

La séptima era segundo corte, creía describir mejor el espíritu temático otrora LP esquemático catártico catastrófico atrofiado.

A una 8 sin letra, le hubiese gustado que le nombren sus sensaciones; algunas palabras de aliento para el show. Arrancaba enganchada al tema anterior. En el disco y en lo vivo.

La nueve era la más vieja, viniendo quedando afuera en anteriores y encontró aqui por fin un lugar acorde, de delantero optimista.

La 10 en su enganche, dio nombre al conjunto y su estribillo coreado. Agitada performancia en general desde 3/4 en adelante.

La décimo primera, última oficial, era un cuelgue amalgamado apenas en el concepto general. Cerraba hasta que ya no quiso entregar la llave para volver abrir.

Nunca vendió. Nunca salió. Voces mudas que esperan la muerte. La caída del autor.