9.9.99

Cuello Pecar Estela

Traslado accidentado de citas existentes de reales pensamientos y atisbos presumidos de frases inventadas. Estructuras hijas del relato, buscan verdades a través de cirugías.

Inoculado. A través de las paredes elásticas, filtradas filas de ansiedad diversa.

- Encima, …
- Uy chabón, …
- Si, …
- Puede ser por eso

Cómo un nervio se convirtió en raíz.
Ordenendesorden, la ciudad de No-ruega.

Acá vienen, decidiendo darle un vuelco a esta historia semiclandestina. Después veo si son unos últimos pasos para unos últimos espacios.
Después veo si son pasos, últimos o espacios. Pasados, despacios.
Se me ocurre al igual que al comienzo, reescribir algo.

Hago mi juego. La música de los créditos abre a otra parte. Como cuerdas deslizadas por arcos cabalgando, vibrando sobre un mástil hacia … suspensión, al vacío en pausa lentaaaaa

Las notas son las vedettes de las frecuencias audibles. Ciertas veces compiten en silencio; debaten sobre quién fue la que estuvo en más canciones, en las mejores; en cuántas mejores. Como elegantes, dicen obras.
No pueden decidir, ni siquiera con su autarquía.


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El hada frita en su despecho, monta su oficina en un hongo catalizador. Anexos de árboles cortados, echados a un costado, que ahora son techos de raíces y refugios de tierra en constante construcción. Lombrices danzando en gelatina negra.
Sin exactitud ya en su recuerdo de los causes, sabe, despista en posibles decisiones la venganza que merece.

La marquesina habla de formatear, no sin antes dar una segunda diagonal de lectura al registro y sus archivos.

Pulso eléctrico, vas a leerlo rápido. Va a agregar al caos … podrá?

Depende el día:
- Va el repaso de la hipnosis, el exorcismo de la catarsis.
- Va desde el repaso de la hipnosis al exorcismo de la catarsis.

Pareciera que comienza a habitar lo grave desde aquí, pero son solo algunas lomas empastadas.

En tu comunismo bestial, la advertencia también es roja.


Te doy al natural.
Siembra el terror?
Cautiva incertidumbres?
Traduce algo que debiera ser?

Te doy al natural.
Defensa inyectiva contrarrestada.
Las voces que alteran los secretos
fabrican una tormenta celestial.

Mr. Vértigo, propone Auster
desde mi no leído favorito
siendo carrera en tu canción:
“Whisky de Pecas”

Te doy al natural,
entre cursis maleficios,
la ocurrencia de ver
amanecer a tus espaldas

Te doy al natural.
“Eh, monarca!
La pista resbala en locura!
Traiga vela a esta cueva oscura!”

Vertiginosos! Naufragan!
Por escaleras en espiral,
bajan queriendo despegar
de los techos, sin manijas.

Arista de radio. Y así pasaba “A Lovesong For Your Back”, traducida como “Canción de amor a tus espaldas”, de Ednnie Fancy. Lo que sigue es Boltown Perry con…


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Gigantes y ruidosos podadores sacuden el fin del sueño del hada. Dormida junto al hongo, nota la luz prendida en su oficina.
Enredada en sus papeles, se despereza apurada.
¡Que no duran ni los pequeños bosques!
Zumbidos lejanos y cercanos, electromecánicos, alertan su entrada al día.
Aún somnolienta, alcanza a predecir un futurillo que cree emproblemado. “Emproblemao’!”
Vuela entre palos que vuelan. Vuela, hasta que ya no hay ruidos que distraigan su fragor. Sin notarlo, lo nombró “El hongo del bosque del olvido”, de los pocos en pie quedados en el arrasado pequeño.

No muchos (*) comprenden que para los gigantes, las hadas son cuentos rosas.

Antes, acá: (*) > decía “niños”.


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La panadera lo tacleó. Una masa la panadera! Le cabe la fiesta, el acordeón, agradecer y escribir cartas. Seduce desde su bote y su canasta. Remando va, bailando el canto de las abejas que funden la miel. Quiere enamorar pero sin confundir. Para las aves que más sobreviven, eso es humor sutil. Interlocutores, otros, que adoran ver arder la leña.
Cada horno alimenta desde su fogata monocomando, trenzada de luz y calor. Termina algún proceso en su cocción. A partir de allí, lo que sale ya tiene un uso final y/o próximo.

Del volcán de universos apareció esta bola de cristal. Imagino que para quien todo puede ver, es una especie de golosina astral envuelta en papeles (ya extinguidos) y luego, capas de gran atracción.
Como un satélite voyeur, recorre fugaz por los cielos, el mito del
relleno tentador; un relato semi-tabú interestelar… que es cómo “prohibido”, pero para nada imposible ni lejano del alcance.
Saboreando el placer, adentrándose. Absorbiendo, degustando, tentándose y frenando.
Nuestro mundo, algo más del kiosco del universo.

También dicen que del kiosco son varios los socios y van rotando y compartiendo de aquí para allá, turnándose, tratando de no pelear. Para su glotonería altanera, lo mejor es seguir la comodidad de lentamente rotar. “Obesos vampiros!” gritan desde algún detrás.
Obesos vampiros… increíble.

- Me entendés lo que te digo?
- Trato, trato.
- Y bueno, eso…
- Necesitás que opine algo?


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Anécdota con ausencia de géneros y déspota. Te la cuento pero vos sólo escuchame y no pienses, no reflexiones a la par, para lograr entenderme lo más exactamente que puedas; pensalo después si querés, pero ahora solo escuchá. Para mí, le dio miedo mi historia. Lo que interpreta de lo que sabe y lo que resulta de mezclar eso con lo que vivimos. Sumale también, posiblemente, todo lo que nos hayamos dicho al empezar la seducción y que haya podido gustarle. Por suerte, en mí y desde mí, era lo que sentía. Gracias a Dios que tengo eso que me aparece adentro, florecido en una de mis ramas por su polen. Brindaría, luego, con semillas en copas.
Yo entiendo, a mi me pasó y lo vi en otros también, que a veces viniendo entre golpes y aturdimiento, ciertos buenos matices que aparecen entre medio causan inquietud. Lógic@.

Lo que pasa
es que algunas piezas que surgen intercaladas
consiguen profetizar;
derivan en impulsos que sacuden las ansias.
Se agradecerán, si, pero no perdurarán.

Son un despertar secuencial rápidamente efectivo:
al ir recibiendo dosis extrañas y azarosas,
una nueva corriente consigue airear las capas de momentos
(posibilidad de clasificar más claramente),
volviéndose en simultáneo, una urgencia de auto-abolirse sobre sí.

Cada rayo cae solo una vez
y su duración es limitada en lo inmediato.
Como un rayo partió el fondo nocturno
y eso no duró.
Capricho iluminado que ve al cielo como un alma!

Mitigó la espera.
Resarció el desasosiego adquirido.
Puso en equilibrio las cuentas,
intuyendo la dilución del apego
en la naturaleza desesperada del mar.

Ajenos saldos pendientes.
Ausentes presos del delirio,
que con súplicas despliegan
movidas de convencimiento
y mejoran cualquier oferta.

Desde el frente del pasajero
la secuencia es una poesía rasante,
un transporte espectral sinuoso
deslizándose en el cuello más mortal
del especiero feliz y circense.

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